17.LDNM
- Jul-Ago 2005
Actualidad
Hazlo tú mismo: Desvaríos sonoros de los caballos de Dusseldorf
Manuela Villa
Segunda edición de Hazlo tú mismo. Un nuevo arrebato para obligarte a apagar el televisor, coger un destornillador o unas tenazas y abrir, aunque sea a golpes, el primer juguete sospechoso de hacer ruidos que te encuentres. No, no estamos hablando de política.
Cuando Olaf oyó por primera vez al dúo de Arizona Doo Rag alucinó. El calendario marcaba los años noventa y el cantante y guitarrista Bob Log cantaba a través de una aspiradora o de un secador de pelo. El batería Thermos le pisaba los talones sentado en el suelo y aporreando cualquier cosa que fuese susceptible de hacer algún tipo de ruido: latas, bolsas de patatas, cajas de cartón, de metal... “Lo que más me impresionó del concierto fue que de pronto se puso a marcar un número con un teléfono antiguo y aquello emitía unos ruidos alucinantes”, evoca nostálgico nuestro belga afincado en Madrid. Por aquel entonces no existía la fiebre de los politonos así que Olaf, licenciado en diseño industrial, investigó qué podía ser aquello. Finalmente realizó su primer cacharro sonoro y lo llamó doo rag, un término que en inglés designa esos pañuelos que llevan las mujeres de peluquería en la cabeza cuando chispea o si van a dar un paseo en ciclomotor.
Telefonillos, pistolas galácticas, llaveros sonoros, latas de sardinas o alcachofas de ducha. El caso es modificar el sonido de estas simples máquinas o darle musicalidad a aparatitos inventados. Muchos han seguido el ejemplo de Olaf, que habrá fabricado ya unos sesenta, “a mí lo que me interesa es que la gente los utilice, no que me los compre y los tenga en la chimenea como una pieza de diseño o de arte”. Así, a golpe de convencer a sus amigos y admiradores para que se fabriquen sus propios doo rags, ha nacido un nuevo y minoritario movimiento, los Caballos de Dusseldorf. Es decir, cualquier grupo de gente reunida para tocar sus doo rags, “cada participante puede adoptar el nombre que quiera como, por ejemplo, el Potro de Vallecas”. Y van haciendo bolos, en galerías de arte o salas de fiestas, en conciertos propios o teloneando a grandes estrellas como Solex o Víctor Coyote.
Pero para todo esto tienes que empezar por el principio. Remangarte, irte a correos y pedirle a Olaf uno de los manuales que él mismo edita. Se titulan Coser y cantar y los puedes conseguir a través de su apartado de correos 18.280, 28080, Madrid (vale 2 euros). Si te gana la pereza o eres tímida, aquí va un breve resumen del modelo más fácil de fabricar: hazte con una pistola galáctica, a ser posible de seis u ocho ruidos distintos y de dos o tres pilas. Para variar el sonido del juguete primero tienes que localizar la resistencia (es como el riñón de un colibrí). Le cortas las dos patitas que tiene a cada lado y las cambias por un potenciómetro de 500 o 1.000 K. Para quien no conozca tan ilustre componente, se trata de una especie de ruedecita –como las del volumen de una radio clásica– que sirve para manipular el sonido de tu doo rag. Lo puedes comprar en cualquier tienda de electrónica o en el Rastro por un puñado de calderilla. Ya tienes tu potenciómetro, ahora compra una resistencia nueva y, con un pequeño soldador –pídeselo a tu padre–, junta una de sus patas a la patita central del potenciómetro. Como todavía te sobra una pata en la resistencia, únela a cualquiera de las otras dos restantes del potenciómetro. Ya puedes jugar cambiando los sonidos de tu pistola galáctica. Si quieres que te oiga todo tu edificio enchufa un jack mono macho al altavoz del juguete; del otro lado tu ampli va a flipar con la psicodelia.
Telefonillos, pistolas galácticas, llaveros sonoros, latas de sardinas o alcachofas de ducha. El caso es modificar el sonido de estas simples máquinas o darle musicalidad a aparatitos inventados. Muchos han seguido el ejemplo de Olaf, que habrá fabricado ya unos sesenta, “a mí lo que me interesa es que la gente los utilice, no que me los compre y los tenga en la chimenea como una pieza de diseño o de arte”. Así, a golpe de convencer a sus amigos y admiradores para que se fabriquen sus propios doo rags, ha nacido un nuevo y minoritario movimiento, los Caballos de Dusseldorf. Es decir, cualquier grupo de gente reunida para tocar sus doo rags, “cada participante puede adoptar el nombre que quiera como, por ejemplo, el Potro de Vallecas”. Y van haciendo bolos, en galerías de arte o salas de fiestas, en conciertos propios o teloneando a grandes estrellas como Solex o Víctor Coyote.
Pero para todo esto tienes que empezar por el principio. Remangarte, irte a correos y pedirle a Olaf uno de los manuales que él mismo edita. Se titulan Coser y cantar y los puedes conseguir a través de su apartado de correos 18.280, 28080, Madrid (vale 2 euros). Si te gana la pereza o eres tímida, aquí va un breve resumen del modelo más fácil de fabricar: hazte con una pistola galáctica, a ser posible de seis u ocho ruidos distintos y de dos o tres pilas. Para variar el sonido del juguete primero tienes que localizar la resistencia (es como el riñón de un colibrí). Le cortas las dos patitas que tiene a cada lado y las cambias por un potenciómetro de 500 o 1.000 K. Para quien no conozca tan ilustre componente, se trata de una especie de ruedecita –como las del volumen de una radio clásica– que sirve para manipular el sonido de tu doo rag. Lo puedes comprar en cualquier tienda de electrónica o en el Rastro por un puñado de calderilla. Ya tienes tu potenciómetro, ahora compra una resistencia nueva y, con un pequeño soldador –pídeselo a tu padre–, junta una de sus patas a la patita central del potenciómetro. Como todavía te sobra una pata en la resistencia, únela a cualquiera de las otras dos restantes del potenciómetro. Ya puedes jugar cambiando los sonidos de tu pistola galáctica. Si quieres que te oiga todo tu edificio enchufa un jack mono macho al altavoz del juguete; del otro lado tu ampli va a flipar con la psicodelia.
0 comentarios a Hazlo tú mismo: Desvaríos sonoros de los caballos de Dusseldorf
ÚLTIMOS COMENTARIOS
«Please, while you gain information, [...]»
Dicho por Powerpoint Clicker
en 22.LDNM RAW format, the captive photo
«This is a nice post [...]»
Dicho por Hydronic Heating
en 22.LDNM RAW format, the captive photo
«Para todos los master. Vamos [...]»
Dicho por Dj el maestro carlos parrales
en 16.LDNM The Wu Tang Clan Manual (libro)
«Gracias por dejar publicar... [...]»
Dicho por Articulos Publicar
en 22.LDNM RAW format, the captive photo
«I am really not too [...]»
Dicho por solar panel Australia
en 22.LDNM RAW format, the captive photo
«Such a wonderful post. Thanks [...]»
Dicho por Eagan Fitness Center
en 22.LDNM RAW format, the captive photo
« Here typically chicken and [...]»
Dicho por ice maker
en 22.LDNM RAW format, the captive photo
«This is brilliant....:-)
Thanxs for posting [...]»
Dicho por DJ Vince
en 22.LDNM RAW format, the captive photo
«Have you ever thought about [...]»
Dicho por Powerpoint Clicker
en 22.LDNM RAW format, the captive photo
«COMPUTER REPAIR PORTLAND
In 2009, Nerds [...]»
Dicho por computer repair portland
en 22.LDNM RAW format, the captive photo





Otros artículos de Manuela Villa (10)
- Plazas públicas virtuales
- Hazlo tú mismo: El rocanrrol por el puto morro de Fela Borbone
- BMX. Los nuevos jinetes del aire
- Agitación gráfica en la era digital
- Usos y abusos del nuevo código de barras.
- Ricardo Domínguez o el arte de la modestia.
- P2P. De igual a igual.
- Pero, ¿qué leches es un hacklab?
- Wireless: el futuro no tiene cables.
- Fronteras fractales.