Reflexiones sobre el Krautrock
César Estabiel
En estos meses, se reeditan discos clásicos del llamado krautrock, esa explosión de creatividad y rigor del rock alemán de los setenta. Irmin Schmidt (teclista de Can) recuerda las circunstancias que hicieron posible la escena y ofrece unas afiladas reflexiones sobre el fenómeno. Además, seleccionamos y comentamos los cinco discos esenciales del género.
Sobre el krautrock
“El krautrock es un término que inventaron los ingleses. No me molesta especialmente, aunque el tono sí es peyorativo. Kraut era la manera en que los británicos llamaban despectivamente a los alemanes. Y krautrock era un saco en el que volcaron el trabajo de los grupos alemanes que surgieron a finales de los sesenta y primeros setenta. Utilizaron una nueva denominación porque no sabían cómo manejar aquella forma de hacer rock que poco tenía que ver con la grandilocuencia del rock sinfónico que allí monopolizaba entonces la elite del rock. Frente al rock progresivo inglés, con sus desarrollos ególatras y su virtuosismo hueco, Can promovió la música orgánica, en la que los desarrollos surgían de la propia interacción del grupo”.
Sobre el pop y la música seria
“Mi formación musical es clásica. Antes de dedicarme por completo a Can, trabajaba en Colonia como director de orquesta y compositor ocasional. Mi encuentro con la cultura del rock se produjo de forma casual. Yo había sido alumno de Karl-Heinz Stockhausen, a cuyas clases también acudía Holger Czukay. Entonces éramos jóvenes con inquietudes que la cultura del rock’n’roll no podía satisfacer. A muchos de nosotros las clases con Stockhausen nos marcaron un camino para investigar en el futuro. Czukay empezó a interesarse por ritmos de culturas que le eran ajenas, mientras que a mí sus enseñanzas me permitieron comprender que los esquemas clásicos podían liberarse con un poco de imaginación. Si a estos dos campos de trabajo le sumas la libertad del jazz (Jaki Liebezeit) y la pasión del rock (Michael Karoli) tendrás la primera definición de Can. Yo estaba bastante cansado de la rigidez del circuito clásico europeo así que, cuando se planteó la posibilidad de unir nuestros talentos y conocimientos tan dispares para crear algo nuevo, me pareció más que una atractiva aventura”.
Sobre Europa y América
“El problema de los europeos es que creemos que tenemos la exclusividad de la originalidad. Por eso, el contacto con los ritmos y armonías de otras culturas se producía de un modo anecdótico y frívolo. No dejaba de ser un exotismo. Yo estaba un poco cansado de no poder avanzar en mi trabajo tanto como quería, pero no tenía las referencias claras para saber qué rumbo tomar. Hasta que me invitaron a un certamen de directores de orquesta en Nueva York. Era a mediados de los años sesenta. Allí la música clásica se estaba rindiendo a las repeticiones de Tony Conrad, el minimalismo de Steve Reich y la exuberancia de Terry Riley, todos ellos compositores con un background clásico pero con un horizonte de trabajo muy amplio, mucha imaginación y pocos prejuicios. Sus conciertos tenían más que ver con una improvisación de Jimi Hendrix que con un recital de ópera. Ese fue el acontecimiento que cambio mi vida artística. Cuando regresé a Europa, ya tenía una ligera idea de lo que quería hacer, de lo que luego sería Can”.
Sobre el individualismo y la colectividad
“Aunque mucha gente piensa que la música de Can es un ejercicio colectivo, yo lo definiría como una suma de fuertes individualidades obligadas a convivir bajo un férreo régimen disciplinario. El talento individual era una premisa necesaria pero sólo la disciplina de grupo hacía posible la música. En los primeros discos trabajamos en un castillo propiedad de un amigo, cerca de Colonia. Nos alquiló una gran habitación donde componíamos y grabábamos las sesiones de un solo tirón. Algunas personas pensaron que aquello era una comuna, pero nada más lejos de la realidad. Cada uno de nosotros tenía su propio apartamento y después de cada sesión (que podía extenderse hasta las quince o dieciséis horas diarias) se retiraba allí a descansar. Nunca mezclamos nuestra vida profesional con la personal. Sé que otros grupos de aquella época, como Faust, sí apostaron por un trabajo de tipo comunal y aislado de su entorno”.
FAUST
Faust (71)
Aseguraba Julian Cope en su Krautrocksampler (la Biblia escrita del género) que Faust fue el grupo más mítico del rock alemán de los setenta. Y, por extensión, su primer disco sería el trabajo mítico del grupo más mítico. Exageramos un poco. Faust es un disco valiente como pocos e irreverente como ninguno. Sus tres anárquicas y largas canciones son un producto tan tardío como honesto de las utópicas ilusiones del mayo del 68 y las quimeras hipies. Una obra de arte que admite ser cualquier cosa menos arte. Ruidos, golpes, sonidos sin orden ni concierto, tonadillas bobas, voces que entran sin pedir permiso y se van sin despedirse. Faust es una verdadera apología de la libertad. Como lo fue en su momento Ornette Coleman para el jazz o John Cage para la música en general. Porque, además, no debemos olvidar que este grupo, que se aisló en una comuna durante varios meses para provocar este ambiente de libertad total, cuenta con una cualidad que les aleja definitivamente de la música dominante en la primera mitad de los setenta: el sentido del humor.
KRAFTWERK
Autobahn (74)
Después de tres discos dubitativos, fue en el cuarto donde la pareja formada por Florian Schneider y Ralf Hütter abandonó por fin los tubos de ensayo, una vez conseguida esa fórmula milagrosa que, mejorada y aumentada en los discos posteriores, serviría para fabricar el techno-pop. Can afirmaban orgullosos que sus complejas estructuras rítmicas se acoplaban a la cadencia respiratoria de quienes las experimentaban. Desde el principio, Kraftwerk vivieron con la idea de simular con sus ritmos diversos sistemas mecánicos. Su primer disco, Ruckzuck recordaba el mecanismo de un motor en trazos gruesos. Poco a poco fueron depurando el dibujo y ya en Autobahn nos encontramos con el sueño de Schneider hecho realidad: imaginar el sonido de las autopistas alemanas desde un prisma pop, nada mecánico. Aunque aún no se habían desprendido de cierto aire cósmico y ambiental (con insufrible flauta en plan protagonista) que caracteriza gran parte del krautrock, a tres años de su debut, Kraftwerk acababan de dar con uno de los grandes descubrimientos en la música popular de los últimos cuarenta años: el alma de las máquinas.
CLUSTER
Zuckerzeit (74)
Si hay algo a lo que no escapa prácticamente ninguna banda alemana de los setenta es a su individualismo. La escena krautrock se consolida al desarrollarse una conciencia artística que poco tenía que ver con las fluctuaciones del mercado de ocio. Cada grupo trabajaba sin mirar siquiera de reojo a su vecino. Algunos lo hacían casi en condiciones de aislamiento extremo. Es el caso de Cluster, Dieter Moebius y Hans-Joachim Roedelius. Artistas concienciados, su campo de batalla fue el rock cósmico (derivaciones ambientales provocadas por un uso abusivo de los sintetizadores) y su principal arma, la manipulación tecnológica. Después de dos discos que deambulaban entre el pastiche ruido-ambiental y la simple curiosidad, creo que con Zuckerzeit llegaron a asombrarse incluso a ellos mismos. El pop entró en su discurso y se transformó en tantas texturas, se deformó tan imprevisiblemente, que aún hoy es un inmejorable libro de apuntes para quien quiera jugar a innovar en el siglo XXI. Los también alemanes Mouse On Mars ya lo hicieron la pasada década y su techno colorista y amorfo se cubrió de reconocimientos.
NEU!
Neu! 75 (75)
Aunque se les recuerda más por su debut y su hit “Hallogallo” (incluso en España fue un éxito en el verano del 72), prefiero recoger su tercer (y último) disco por dos razones. Porque no es peor que Neu! (72) y porque le abre el camino a otra formación digna de figurar, ya casi por los pelos, en este dossier: La Düsseldorf. Neu! surgió de la escisión de Kraftwerk y de la unión artística de dos personajes completamente opuestos: Michael Rother y Klaus Dinger. Se les recordará por haber inventado el “motorik”, ese entramado rítmico que tiene su mejor boceto en Ruckzuck (Kraftwerk), que en este disco aparece fielmente representado por “Isi” y que luego usarían Can en su canción “Moonshake”. En los noventa, Stereolab copió con buen gusto este ritmo metronómico y supo fabricarse toda una carrera. Algunas voces aventuradas afirman que la cara B del disco se anticipó al punk. Lo cierto es que Klaus Dinger había sabido vencer los clichés del género y estaba dando rienda suelta a toda su expresividad y extravagancia sin importarle las formas. Probablemente, después de este disco dejó de tener sentido seguir hablando del krautrock.
CAN
Monster Movie (69)
Posiblemente no sea éste el disco que mejor desempeñe el papel de portavoz del krautrock. Posiblemente ni siquiera sea el mejor disco de Can, pero estas cuatro canciones rompieron en su día tantos dogmas de fe que ensancharon los límites del rock hasta territorios que ni la imaginación había transitado. Can era la suma de cinco talentos. De cinco culturas. De cinco maneras muy distintas de entender la música. Irmin Schmidt conocía las pautas de la música clásica. Jaki Liebezeit no tenía miedo a dejarse llevar por la improvisación del jazz. Holger Czukay siempre estaba abierto a conocer nuevos ritmos orientales. Michael Karoli soñaba ser un día Jimi Hendrix. Y el afroamericano Malcolm Mooney bastante tenía con vivir al lado de su desatado cerebro. Pongan a los cinco a exhibir sus facultades bajo una estricta disciplina de grupo y tendrán lo que fue Can. La espontaneidad y las matemáticas nunca se habían puesto tan de acuerdo. El grupo alcanzó pronto su cima creativa con Tago Mago (71), y hasta 1975 sus discos no bajaron del notable alto. Con Future Days (73) uno puede cerrar los ojos y experimentar sensaciones cercanas al techno más minimal.
Virgin acaba de reeditar los clásicos de Can y Everlasting los de Neu!
8 comentarios a Reflexiones sobre el Krautrock
1. «Muy buen artículo. Llegué a través de un buscador, y confieso que no tengo idea qué es este sitio web. Sólo leí y comento las "Reflexiones sobre el Krautrock". Me fascina esa música, aunque la degusto con moderación autoaplicada. En comparación a la totalidad, se podría decir que apenas escuché unos poquísimos discos. Pero, din suda, el doble album TAGO MAGO, de los mencionados Can, es fantásticamente excelente. Una verdadera apoteosis sonora.
Pero, din suda, el doble album TAGO MAGO, de los mencionados Can, es fantásticamente excelente. Una verdadera apoteosis sonora.
»
Dicho por Th.
el Sat 06-09-2008 05:41 (UTC)
2. «Muy buen articulo esta gente es muy grande
Saludos!»
Dicho por orozkoinsider
el Wed 11-02-2009 18:11 (UTC)
3. «considerablemente......... bueno...
esta aproximación...musical del genero krautrock
mis oidos poko a poko se han adaptado.
can....qeu buena banda desdes qeu escuche la canción del album soundtracks el disco Tango Whiskeyman quebuena combinación de sonidos............. »
Dicho por jon
el Thu 16-04-2009 00:07 (UTC)
4. «os dejo el enlace emuliano para quien desee descargarse el documental (a mi parecer) definitivo sobre el mal llamado "KRAUTROCK", esta en ingles sin subtitulos y se emitio el pasado 23 de octubre 2009 "Krautrock the rebirth of germany"
ed2k://|file|Krautrock%20The%20Rebirth%20of%20Germany%20(23%20Oct%202009)%20[PDTV%20(XviD)]%20WatchTheBox.avi|496195584|6D355410A1C718A48C97282A5B5C19F9|h=5P4DEO3G7TAPCHVAJZ5GFJJNBC6JY5EP|/»
Dicho por Alvaro
el Tue 27-10-2009 00:37 (UTC)
5. «Se necesita una nueva revolución que habrá la entrada a un nuevo Krautrock!!!»
Dicho por Alex
el Wed 05-01-2011 04:00 (UTC)
6. «¿conociste,alguna,banda,alemana,llamada,engel,si,es,asi.
me,gustaria,saber,quienes,fueron.sus,integrantes.
saludos de claudio roberto
las condes,11-04-2011»
Dicho por claudio roberto delgado corales
el Mon 11-04-2011 22:56 (UTC)
7. «Pues decir que el krautrock muchas veces se salta normas musicales muy basicas, en algunas composiciones se puede apreciar que no tienen ni idea de musica y que es musica bastante facil de hacer, encima muchisimas veces improvisada, lo cual es mas facil aun, pues improvisan una melodia que si les dicen toca esto otra vez, no serian capaces para nada. los ajustes de los compases no existen, y a veces tocan notas que no son nada acertadas, y se nota que no tienen ni idea de musica. el principio de klaus schulze - nostalgic echo. es una prueba de ello notas que estan tocadas al azar y quedan bastante mal, estoy seguro de que yo puedo hacer musica mucho mejor que esta, ¿¿¿¿pero de que me serviria???? quien va ha interesarse por esta musica hoy en dia????, lo que no entiendo es como triumfo tanto, y ni como mas gente se dedico a copmponer esta musica????, pues es hasta mal echa triumfaba, vamos que era casi como vender cagadas propias a mil duros»
Dicho por federiquet tebeo de carpanta
el Fri 14-10-2011 08:18 (UTC)
8. «@Federiquet Tebeo de Carpanta: Y a qué esperas que no te haces tan o más famoso aún que todos estos músicos alemanes componiendo algo superior al krautrock?
Vamos!, que la fama te espera, hombre...
Tal vez compongas mejor que todos ellos juntos, les puedas enseñar y nos ilumines de una buena vez por todas.»
Dicho por Firulacio
el Wed 14-12-2011 15:39 (UTC)
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