Quería hacer un recorrido por la historia de la mirada, tanto de los autores como del espectador, que también ha ido cambiando. Hicimos un periplo desde Nanook hasta ese punto de no retorno que son los campos de concentración. Con las fotografías de los campos de concentración se produce una ruptura, empieza a ser necesario sospechar del poder de seducción de las imágenes, de su capacidad para encubrir otras imágenes. El cine documental está sirviendo, de alguna manera, para oxigenar el cine de ficción cuyos modelos parecen haberse agotado.
Pero, ¿hasta qué punto pueden influir estas experiencias marginales en el conjunto de la historia del cine?
La historia del cine no es homogénea, ha recibido la influencia de los acontecimientos históricos y ahí siempre han estado los documentalistas para hacer de catalizadores, para hacer dudar de la verdad de las imágenes. En numerosísimas ocasiones se ha demostrado que la historia del documental es un camino de libertad; es una historia ligada a diversas asociaciones, a intercambios entre cineastas de distintos países, a circuitos minoritarios, a cineclubs. Es una corriente subterránea dentro del cine que, en los momentos de mayor agotamiento del cine de ficción, siempre emerge, si bien es cierto que su historia sigue siendo marginal.
¿De dónde crees que nace la necesidad de documentar tu tiempo, tu mirada?
André Bazin explica en Qué es el cine que desde siempre ha existido el mito de la representación del mundo. Con la llegada de la fotografía ese mito queda superado, pero la necesidad de que esa imagen represente también el tiempo transcurrido sólo llega con el cine. La mejor definición que conozco de cine es del propio Bazin: el cine es el arte de embalsamar el tiempo. El cine es un trozo de tiempo que queda ahí, un registro de la realidad a la que hay que dotar de sentido.
¿El documental exige construir situaciones en las que se pueda dar esa verdad?
Cuando uno se plantea un documental, quiere tener momentos verdaderos, pero al final un documental es un relato, la construcción de una historia. No se puede hacer una historia solamente con momentos verdaderos, hace falta que sea un relato para que llegue al espectador. Yo echo de menos en muchos documentales la construcción. Puede haber momentos muy verdaderos, pero eso no hace una película. Sin embargo, a la ficción le falta la impronta de verdad que tiene el documental. Los hechos en bruto no tienen sentido, tú se lo das apoyándote en la lógica, en la gramática de la ficción. Para mostrar el transcurso de las cosas seleccionas y organizas, así emerge un sentido que ya estaba en los hechos en bruto, pero que sólo aparece cuando lo construyes y que es tu verdad, tu punto de vista. No es ficción porque son hechos reales, pero es ficción en el sentido de que seleccionas y organizas la realidad.
Joaquín Jordà dice que el documental no se apoya en un guión previo sino en una investigación y que, cuando ruedas, es cuando da fruto esa investigación.
Realmente lo importante es la experiencia vivida: el documental tiene que ser la transmisión de esa investigación, de esa experiencia. Cuando sabes lo que quieres contar haces un documental de tesis. Sin embargo, qué diferente es dejar una puerta abierta al azar en el rodaje, ése es el elemento que realmente le proporciona la textura de la vida. Creo que ésa es la diferencia entre los documentales y los reportajes de televisión, con un guión escrito. El reportaje tendrá éxito si has seguido el guión, pero no habrás descubierto nada nuevo que no hubieses pensado en la mesa de redacción. Por eso es tan importante recuperar los inicios del cine, donde todo surgía de la propia experiencia que vivías con la gente que filmabas. Flaherty se planteó cómo elaborar la puesta en escena, pero la solución surgió de su propia experiencia.
¿Un documentalista tiene que conocer toda la tradición que le precede o puede mirar las cosas como si fuese el primero en hacerlo?
Precisamente tiene que mirarlas como si fuese la primera vez, tener conciencia de lo que es el cine pero trabajar como si fuese la primera vez. Conocer la historia del documental evita caer en repeticiones y permite percibir el documental como un camino de libertad donde no existen modelos ni recetas. Todos los documentalistas que han cambiado la historia de la mirada han inventado una forma de hacer las cosas.
¿Puede haber una contradicción entre la autoconciencia, el estudio y la investigación previa y la ingenuidad a la hora de afrontar un documental?
Más que de la ingenuidad se trata de las ganas de descubrir, de no tener ideas preconcebidas. Así trabaja Wiseman: no sabe nada del sitio al que va a llegar y trata de descubrirlo todo con la cámara. Se trata de recuperar una cierta experiencia virginal del cine, devolver al espectador su capacidad de lectura de las cosas, el poder de su mirada que le han usurpado. Las imágenes se han cargado de tanta intención, en la ficción, en la publicidad, que no permiten al espectador imaginar, llegar por sí mismo a conclusiones. Hay que confiar en la inteligencia del espectador, es un elemento creativo y hay que respetarlo. Hay que evitar tratar al espectador como si fuera una masa.
La idea del espectador con una actitud activa, ¿implica que buscas su respuesta?
Busco que no sea pasivo, que contribuya a la creación de la historia. Como decía Godard, una película sin la mirada del espectador está muerta. No se trata de pensar en el espectador cuando haces tu película, sino de contar las cosas como a mí me gustaría que me las contasen, de respetar la inteligencia del espectador.
O sea, que en tu ojo de creadora está implícito tu ojo de espectadora…
No te planteas nunca si esto le gustará a cierto tipo de espectador o no. La diferencia está en hablar para las masas o en hablar para una persona. Me han preguntado mucho si quería dar un mensaje social, pero yo no hice El cielo gira con esa intención. El cine militante será siempre necesario, pero yo confío más en la militancia a lo largo de una carrera, no en un solo trabajo con un mensaje social. Eso implica la creación de un código ético, unos principios que tienen que ver sobre todo con lo que no quieres hacer, con no ser retórico ni usar estereotipos. Creo que además de plantearnos lo urgente, hemos de plantearnos lo necesario.
¿Qué es lo necesario?
Una imagen justa. Eso también lo decía Godard: “No una imagen justa, sino justo una imagen”, o sea, lo que una imagen tiene que decirnos. También lo decía Rossellini, él no creía en la belleza sino en lo que era necesario para contar la historia. Rossellini rompe con el cine del encuadre, va a lo justo, no hay nada que sea retórico, todo es necesario para contar la historia. Es un cine del esbozo, casi inacabado, que da lugar a una cierta imperfección, a una cierta frescura. No hay que dejarse llevar por la belleza plástica de las imágenes. No hay que hacer postales. Se trata de una postura moral: cuando los cineastas se dieron cuenta del poder de las imágenes vieron que había que contar las cosas de otra manera.
1. «Estimados amigos,
he leído una entrevista de Mercedes Álvarez , directora de la película El cielo gira. Necesitaría ponerme en contacto con ella para invitarla a unas Jornadas sobre Memoria y Fuentes Orales que se celebrarán en octubre. Si pudieran facilitarme el contacto estaría muy agradecida.
Un saludo: Carmen Ochoa
»
2. «Precisamente braindump 70-236
tiene que mirarlas como si fuese la primera vez, tener conciencia de lo que es el cine 70-290 practice exam
pero trabajar como si fuese la primera vez. Conocer la historia del documental evita caer en repeticiones y permite 70-270 dumps
percibir el documental como un camino de libertad donde no existen modelos ni recetas. Todos los documentalistas que han cambiado la historia de la mirada 70-294 dumps
han inventado una forma de hacer las cosas.
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3. «necesito ponerme en contacto con Mercedes Álvarez para invitarla a un Foro de documentalistas...
Saludos y gracias.»
4. «"El cine militante será siempre necesario, pero yo confío más en la militancia a lo largo de una carrera, no en un solo trabajo con un mensaje social." Muy bueno.
Sherton English»
