1. Superficie artificializada: cantidad de hectáreas utilizadas para urbanización, infraestructuras o centros de trabajo.
2. Superficie necesaria para proporcionar alimento vegetal.
3. Superficie necesaria para pastos que alimentan ganado.
4. Superficie marina necesaria para producir pescado.
5. Superficie de bosque necesaria para servir de sumidero del CO2 que arroja nuestro consumo energético.
Una de las cosas que ha hecho célebre la huella ecológica es que está disponible para una escala muy amplia: desde el individuo hasta el mundo entero. Para hacerse una idea de la novedad que esto supone basta imaginar la posibilidad de que cualquiera pudiera entrar en una página web, calcular sin mayor problema su aportación personal al PIB y verificar (a no ser que se tratara de alguien muy propietario) lo que ya se imaginaba: su salario es una estafa descarada.
A nivel mundial sabemos que la biocapacidad existente es aproximadamente de 1,7 hectáreas por habitante en el mundo, es decir, que si repartiéramos el terreno biológicamente productivo tocaríamos a 1,7 hectáreas por individuo. Ahora bien, la huella ecológica media mundial es actualmente de 2,8 hectáreas por habitante, lo que significa que se necesitarían dos mundos para satisfacer el actual ritmo de consumo y generación de residuos.
Esterilicemos a los ricos
La archifamosa teoría malthusiana de la escasez sostiene que, por encima de cierto nivel de población, la tierra no tiene capacidad productiva para satisfacer las necesidades de todos. La conclusión que sacó Malthus fue declarar a los pobres población sobrante y no les dejó más solución que morir altruistamente en hambrunas y guerras para no poner en peligro la afluencia (equilibrio decía él) de recursos naturales que necesitan las potencias coloniales. Por decimonónica y filonazi que pueda parecer esta visión, es sorprendente la cantidad de veces que reaparece en los análisis actuales sobre población y recursos, sobre todo en forma de políticas de control demográfico pensadas para ser impuestas tan sólo en los países más pobres del Tercer Mundo.
Aunque los resultados de la huella ecológica nos muestran un mundo de escasez más parecido al panorama de Malthus que al edén liberal de Adam Smith, una de las virtudes de este indicador es que pone cifras a algo que ya sabíamos intuitivamente: cuanta más riqueza, más destructividad ambiental. Los países con huellas ecológicas más altas son, cómo no, los más ricos. La palma se la lleva Estados Unidos, con una huella de 12,5 hectáreas por habitante. Es decir, para sostener el american way of life se necesitan algo más diez mundos. España tiene una huella de 5,5 hectáreas por habitante, que la sitúa entre los países ricos con menor huella (aún así, si extrapolamos vemos que se necesitan 3,7 mundos para sostenerla), aunque si continúan fomentándose los caprichos de nuevo rico como el adosado y los dos o tres coches, el índice no tardará en crecer exponencialmente. Contrastan estos datos con la huella de 0,7 hectáreas de la India o las 1,8 hectáreas de China, por poner un ejemplo de dos países con fuertes tasas de crecimiento a los que desde Occidente se suele señalar como futuros culpables de la crisis ecológica final.
Resulta sorprendente que, aunque son técnicamente posibles, no abundan los cálculos de la huella ecológica por clases sociales. Las investigaciones relacionadas con este indicador han sido muy apoyadas por instituciones como la Unión Europea o la ONU (frente al negacionismo gringo) que aceptan la evidencia de la crisis ecológica pero hacen esfuerzos ímprobos por evitar que se asocie a los “viejos” conflictos de clase dentro de cada país. En España, sin ir más lejos, es bastante más fácil acceder a los secretos oficiales que saber cuántos recursos comunes se apropian las clases altas.
No al perdón de la deuda
Existe un indicador complementario de la huella ecológica: la capacidad de carga del territorio. A partir de una unidad territorial cualquiera, se calculan las mismas cinco dimensiones de la huella ecológica y se obtiene la capacidad de ese territorio en hectáreas de tierra productiva para satisfacer la demanda de la población que vive en él manteniendo un determinado nivel de consumo. Si se resta la huella ecológica de un país a su capacidad de carga se obtiene el déficit ecológico de un país.
A pesar de los muchos dones que Dios ha entregado a la tierra de los hombres libres, cada gringo le debe 7 hectáreas de tierra productiva al resto del mundo. Cada japonés debe 4,8 hectáreas, los muy concienciados daneses deben 4,7 hectáreas y España, 3,4. El máximo acreedor mundial, en cambio, es Brasil, país al que se deben 8,7 hectáreas por habitante y año.
Si se observa el mapa mundial de la deuda ecológica se ve inmediatamente que constituye el opuesto exacto del de la deuda monetaria al Banco Mundial. Salvo los países ricos muy extensos, con muchos recursos y poco poblados como Canadá, el resto de los países occidentales debe grandes cantidades de tierra productiva a los países del Sur. Otra vez, la huella ecológica presta apoyo empírico a las viejas teorías del imperialismo y el colonialismo que siempre han sostenido que, sin el robo institucionalizado de recursos naturales y el sometimiento político de sus legítimos usuarios, es impensable la expansión capitalista. Y sin expansión no hay capitalismo.
La culpa es suya
Si hay un lema clásico del pensamiento ecologista es el que sostiene que el derroche consumista de las clases medias y altas está acabando con la tierra y, lo que es lo mismo, con sus habitantes. Las llamadas a la frugalidad y a la autocontención siguen siendo consideradas por muchos como los delirios beatos de unos aguafiestas inadaptados: “llevan más de treinta años diciendo que la catástrofe está cerca y aquí estamos, yendo en nuestro todoterreno al chalecito”. La persistencia de esta obcecación egoísta está llevando cada vez más a los expertos en medio ambiente, algunos nada sospechosos de subversivos, a sostener posturas parecidas a las del geógrafo Horacio Capel: “El despilfarro no se resuelve con más educación ambiental. Hemos de hablar menos del medio ambiente y más de impuestos, de control del derroche y de redistribución de la riqueza”.
Una manera muy común de mirar hacia otro lado consiste en pensar que estos asuntos se resuelven sólo a escala sistémica y como, además, a esta escala no se ha resuelto nunca nada, ya puede hacer uno lo que le dé la gana. Pues de eso nada: la huella ecológica también permite depurar responsabilidades individuales. Sólo con hacer 24 km en coche al día durante 230 días al año, la huella individual crece hasta 3,4 hectáreas al año. Esos mismos kilómetros durante el mismo período en autobús suponen una huella de 0,07 hectáreas y en bicicleta (si no te mata un coche), de 0,02 hectáreas.
Para calcular la huella ecológica individual:
www.ecofoot.org
Nota: Los datos utilizados en este artículo proceden de Redefining Progress y corresponden al año 1997. Los cálculos parciales posteriores procedentes de otras fuentes apuntan hacia el crecimiento de las huellas de los países ricos.
1. ¿Cada cuánto comes productos alimenticios de origen animal?
a) con poca frecuencia: nada de carne ni pescado, pero sí huevos o lácteos ocasionalmente (vegetariano)
b) Ocasionalmente: nada de carne o muy poca carne, pero huevos y/o productos lácteos casi diariamente.
c) Muy a menudo (carne casi todos los días)
2. De los alimentos que consumes, ¿cuántos son procesados, empaquetados o envasados e importados?
a) La mayor parte
b) La mitad
c) Muy poca
3. ¿Cuál es el promedio de kilómetros que recorres semanalmente en automóvil?
a) 150-300 km
b) 50-150
c) 0 km
4. ¿Cuál es el promedio de horas que viajas en avión al año?
a) 25 horas
b) Entre 3 y 10 horas
c) nunca vuelas
Si tus respuestas son 1a / 2c / 3c / 4c, enhorabuena, tu huella ecológica es de 2,1 hectáreas, lo que quiere decir que, si todos viviéramos como tú, sólo haría falta 1,2 mundos: algo casi factible… Si eres un desastre ecológico (1c / 2 a / 3 a / 4 a), tu huella puede alcanzar 5,2 hectáreas, lo que significa que harían falta 3 planetas para generalizar tus hábitos.
Veamos algunas opciones intermedias: si tu combinación es 1c / 2a / 3c / 4c, es decir, si tu movilidad es ecológicamente apropiada pero tus hábitos alimenticios son desastrosos tu huella estaría en 2,9, o sea, tú y tus iguales necesitaríais 1,6 planetas. En cambio, si tu alimentación es intachable pero tu movilidad deja bastante que desear (1a / 2c / 3a / 4a), tu huella pasaría a 4,6 hectáreas, o sea, harían falta 2,6 planetas para que todos viviéramos como tú. Como cabía imaginar, la huella global se resiente más si tu huella de movilidad es alta que si lo es tu huella de alimentación.
Comprobémoslo: si comes carne ocasionalmente (1b), la mitad de los alimentos que consumes es envasada o procesada o importada (2b) y si haces uno o dos viajes en avión al año (4b, entre 3 y 10 horas), tu huella puede oscilar entre 2,8 (1,6 planetas) si nunca viajas en automóvil y 3,8 (2,1 planetas) si haces entre 150 y 300 km a la semana en coche (respuesta 3a).
Ay, esos coches...
1. «Gracias por la información!»
2. «esto de la huella ecologica esta empeorando cada vez mas por desconsiderados como estos ...pai... de ...mie...»
3. «La verdad es que es uan vergüenza leer este tipo de articulos en la época en la que vivimos.
Viva la ignorancia!!!»
4. «quiero calcular mi huella ecologica
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5. «quiero calcular mi huella ecologica
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6. «El problema es mayor de lo que aquí nos presentan. Porque solo se tiene en cuenta el cálculo actual de nuestra huella ecológica y no se tiene en cuenta todo lo que llevamos hipotecado por la huella marcada en los últimos 40 años. Solo para recuperar (lo recuperable)de lo que hemos provocado (contaminado) en éstos 40 años, tendríamos que no consumir nada durante 33,6 años para que la naturaleza se regenerara a niveles de 1970. Urge un drástico cambio de modelo... y no es que tengamos que vivir como en las cavernas, para nada!!! Simplemente cambiar nuestros hábitos de consumo (sobre todo consumir productos locales) y reducir drásticamente el transporte y el consumo energético.»
7. «Gracias por la información.
Urge que nos mentalicemos, pero es un cambio que va a costar generaciones y ademas lo mejor es enseñar con el ejemplo. Habrá que ponerse las pilas, o mejor, las placas.»
8. «yo creo que esto fue muy util para mi pues te pones a pensar como sin darte cuenta contaminas el unico planeta»
9. «Algunos secretos excelente que se puede aprender de su mensaje. Tengo en este momento llegar a entender que uno realmente puede tener éxito en este tipo de problema y adquirir nuevas habilidades y cualidades potencialmente rentables mediante la lectura de un sitio web como la suya. Gracias por los consejos interesantes que han compartido aquí.
Sharla Laungford de business lawywers»
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