22.LDNM
- Jul-Dic 2006
Música
TV On The Radio: “Los discursos de Malcolm X pueden aplicarse a la situación actual”
Víctor Lenore
Vienen de Brooklyn. Encajan en el exquisito sello 4AD, pero sus directos podrían atrapar a un fan del hardcore. La sutileza no está reñida con el black power.
Suenan como uno de esos grupos experimentales de principios de los noventa que le dieron la vuelta al rock desde pequeñas discográficas como Too Pure, Rough Trade o Creation. Sus canciones son brutales sin perder la elegancia. Son capaces de combinar latigazos eléctricos con partes vocales que recuerdan a Peter Gabriel (no se asusten). Están entre los grupos más vivos del mustio rock actual. Además, rematan todo esto con una imagen magnética, tanto en escena como en las portadas de sus discos (dos de sus miembros se han dedicado a las artes gráficas). Acaban de editar su segundo largo, Return to Cookie Mountain (2006), plagado de jugosas colaboraciones. Mucha gente no ha reconocido la voz de David Bowie: “¿Tú tampoco? Genial, nos flipa eso, porque no canta en plan adorno, sino desde dentro de la canción. La aportación de cada invitado es distinta, en general con las colaboraciones funcionamos como ese juego infantil llamado Mad Libs que consiste en dejar espacios en blanco en una historia que el otro jugador ha de rellenar. A lo largo de este año hemos trabajado con muchos amigos, gente de proyectos como Photek, Antibalas, Grizzly Bear o Blonde Redhead. Algunas cosas han entrado en este álbum y otras saldrán luego”. Quien habla es Kyp Malone, mientras otro compañero de su grupo, David Andrew Sitek, duerme en un sofá la traicionera “curda” de pacharán. El otro componente, Tunde Adebimpe, debió de quedarse en Nueva York.
¿Qué ha sido lo más complicado al hacer este álbum?
La grabación fue ridícula. Hemos hecho sesiones de 36 ó 40 horas seguidas. Era irresponsable con nuestro cuerpo. No lo recomiendo. Fue casi como un experimento de privación de sueño. Pero nos parecía necesario: siempre hemos tenido tendencia a saltarnos las fechas de entrega y a aparecer por el estudio poco preparados. Como productor, he visto grupos acabar un álbum en una semana y sabía que era posible grabar un disco así. Nosotros estuvimos de marzo a comienzos de julio porque había mucho material. Grabamos simultáneamente en dos estudios cercanos.
Antes de este álbum colgasteis en la red una canción para descarga gratuita inspirada en el desastre del Katrina. Se titula “Dry drunk emperor” (El emperador abstemio y borracho). Al hilo de la catástrofe, me gustaría que comentaras la frase que dijo el rapero Kanye West en uno de los telemaratones: “A George Bush no le preocupa la gente negra”. ¿El desastre de Nueva Orleáns fue una cuestión de racismo, de clasismo o de incompetencia pura y dura?
En general a Bush no le importa ni la gente negra ni la gente pobre. Es una cuestión racial, pero no es sólo problema de Bush: el mundo en general no se preocupa por los negros pobres. Hay crecientes montañas de cadáveres que lo confirman: mira el SIDA en África, piensa en Ruanda a mediados de los noventa o en los guetos que aún existen en cualquier ciudad de EE UU. En las cárceles los negros son mucho más numerosos de lo que nos correspondería demográficamente. Durante años nos han hablado de asumir la responsabilidad personal de nuestras vidas, nos han machacado con las jodidas reaganomics pero… es como si robas a la gente, les conviertes en esclavos y luego les echas la culpa de su situación. Si George Bush se preocupa de los negros es para que no se pasen de la raya. No hay Clarence Thomas suficientes para compensar eso. Creo que el racismo no está resuelto en EE UU. En pleno 2006 sigo de acuerdo con las cosas que decía James Baldwin. Aún es válido. Si no se resuelve el problema racial será el fin de Estados Unidos.
No sé si entiendo lo de “el fin de Estados Unidos”.
Las cuerdas que nos unen se están tensando y volviéndose cada vez más débiles. Es revelador que esta catástrofe haya pasado en Nueva Orleáns, nuestro puerto más grande, por donde la mayoría de los esclavos llegaron a este país. No ha habido ayuda. Es una ciudad de descendientes de esclavos. Me sorprende cuando la gente usa la palabra historia para hablar del pasado. Estamos en la historia. Es como si yo te pego un puñetazo en la nariz, vas al hospital y al día siguiente vuelves a por mí. Llegas cabreado y te digo: “¿Qué te pasa? Eso es historia. Supéralo”. Pues algo así nos dicen a los negros. Nuestra nariz todavía sangra por las cosas que hemos sufrido. Hay un discurso de Malcolm X llamado “The ballot or the bullet” (La votación o la bala), creo que de 1964, donde habla de las últimas elecciones presidenciales, de la guerra de Vietnam y de la exclusión del sistema político. El discurso apenas contiene nombres, y resulta sorprendente hasta qué punto podría aplicarse a la situación actual cambiando muy pocas palabras. La diferencia es que ahora no tenemos un Malcolm X al que leer. Lo mismo hay alguno, pero no ha dado un paso adelante. No me malinterpretes: está bien no tener un Malcolm X. El objetivo no es mirar a un líder, sino que todos seamos capaces de reconocer por nosotros mismos la mierda que nos rodea, porque eso sí supone un cambio real. Cuando hay un líder, basta con pegarle un tiro. Cuando todos somos capaces de ver las cosas, no hay balas suficientes para detener el cambio. Sé que Estados Unidos ha aportado también cosas buenas, sé que es una nación joven, pero ahora mismo parece un adolescente al borde del suicidio.
¿Cómo crees que deben interactuar música y política?
No creo que haya que prohibir las canciones de amor o las canciones sobre mascotas o sobre ir en bicicleta. Todos tenemos la necesidad de evadirnos. Pero también son necesarios los comentarios sobre lo que te rodea. No creo que un grupo de música pueda cambiar el mundo, pero sé que muchos grupos han cambiado mi forma de ver las cosas. No creo que el rock acabara con la guerra de Vietnam, ni que la música negra comenzara la lucha por los derechos civiles. Aún así, necesito en mi vida música que refleje cómo me siento. El no sentir tu punto de vista reflejado puede resultar muy alienante. No es nada revolucionario, pero recoger esos puntos de vista en una canción es algo importante, aunque consideres que estamos ante una batalla perdida.
Habéis actuado sólo una vez en Madrid (en 2004) y asistió muy poca gente. El público le echó la culpa al alto precio de las entradas: entre 18 y 21 euros. Vuestro promotor dice que con el caché que cobráis no puede ponerlo más bajo. Desde dentro del grupo, ¿cómo se ve la situación?
Lo primero que quiero decir es que acabo de enterarme de que el concierto costaba tanto. Ese precio está muy por encima del habitual. Si hubiese pasado en EEUU nos negaríamos a tocar. Sé que en Europa es más caro traernos. Tendría que ver las cuentas para contestar. Seguramente es culpa mía. Nunca presto atención a los números. Me aburren. Debería prestar más atención.
En todo caso, me pareció un concierto brutal, mucho más duro que vuestros discos.
Gracias. Si te digo la verdad, no estuve contento con esa noche. Quizá sea personal. Estaba cansado de la furgoneta. Demasiado alcohol y demasiados cigarrillos. No dormíamos suficiente. Las voces suelen estar mejor. Creo que la próxima vez lo superaremos.
Pues la gente salió feliz. Para terminar, háblame del grupo que te hizo querer tener un grupo.
Fue una banda de Florida llamada Hairy Pussy. Era una vocalista-batería y un guitarra. A veces cambiaban a trío. Sonaban muy abrasivos: como si cogieras a los primero Sonic Youth y Pussy Galore y los desnudases hasta llegar a lo más básico... ¡Dios, no me creo que esté haciendo este tipo de comparaciones! La primera vez que los escuché pensé que aquello no era música. Hasta me enfadé. Pero luego volví a escuchar la casete mientras atravesaba en furgoneta el desierto de Utah. En esa época yo ya hacía música, pero aún no tenía el coraje o la determinación para tocarla frente a un público. Hacía las cosas a medias. Pues bien, en ese viaje comprendí el sentido de lo que hacían Hairy Pussy. Empecé a descubrir en su música conexiones con Coltrane y Albert Ayler. En definitiva, gente libre que no se preocupaba sobre cómo se suponía que debían sonar. Los vi tocar en directo un par de veces y comencé a tomarme en serio la posibilidad de hacer música.
¿Qué ha sido lo más complicado al hacer este álbum?
La grabación fue ridícula. Hemos hecho sesiones de 36 ó 40 horas seguidas. Era irresponsable con nuestro cuerpo. No lo recomiendo. Fue casi como un experimento de privación de sueño. Pero nos parecía necesario: siempre hemos tenido tendencia a saltarnos las fechas de entrega y a aparecer por el estudio poco preparados. Como productor, he visto grupos acabar un álbum en una semana y sabía que era posible grabar un disco así. Nosotros estuvimos de marzo a comienzos de julio porque había mucho material. Grabamos simultáneamente en dos estudios cercanos.
Antes de este álbum colgasteis en la red una canción para descarga gratuita inspirada en el desastre del Katrina. Se titula “Dry drunk emperor” (El emperador abstemio y borracho). Al hilo de la catástrofe, me gustaría que comentaras la frase que dijo el rapero Kanye West en uno de los telemaratones: “A George Bush no le preocupa la gente negra”. ¿El desastre de Nueva Orleáns fue una cuestión de racismo, de clasismo o de incompetencia pura y dura?
En general a Bush no le importa ni la gente negra ni la gente pobre. Es una cuestión racial, pero no es sólo problema de Bush: el mundo en general no se preocupa por los negros pobres. Hay crecientes montañas de cadáveres que lo confirman: mira el SIDA en África, piensa en Ruanda a mediados de los noventa o en los guetos que aún existen en cualquier ciudad de EE UU. En las cárceles los negros son mucho más numerosos de lo que nos correspondería demográficamente. Durante años nos han hablado de asumir la responsabilidad personal de nuestras vidas, nos han machacado con las jodidas reaganomics pero… es como si robas a la gente, les conviertes en esclavos y luego les echas la culpa de su situación. Si George Bush se preocupa de los negros es para que no se pasen de la raya. No hay Clarence Thomas suficientes para compensar eso. Creo que el racismo no está resuelto en EE UU. En pleno 2006 sigo de acuerdo con las cosas que decía James Baldwin. Aún es válido. Si no se resuelve el problema racial será el fin de Estados Unidos.
No sé si entiendo lo de “el fin de Estados Unidos”.
Las cuerdas que nos unen se están tensando y volviéndose cada vez más débiles. Es revelador que esta catástrofe haya pasado en Nueva Orleáns, nuestro puerto más grande, por donde la mayoría de los esclavos llegaron a este país. No ha habido ayuda. Es una ciudad de descendientes de esclavos. Me sorprende cuando la gente usa la palabra historia para hablar del pasado. Estamos en la historia. Es como si yo te pego un puñetazo en la nariz, vas al hospital y al día siguiente vuelves a por mí. Llegas cabreado y te digo: “¿Qué te pasa? Eso es historia. Supéralo”. Pues algo así nos dicen a los negros. Nuestra nariz todavía sangra por las cosas que hemos sufrido. Hay un discurso de Malcolm X llamado “The ballot or the bullet” (La votación o la bala), creo que de 1964, donde habla de las últimas elecciones presidenciales, de la guerra de Vietnam y de la exclusión del sistema político. El discurso apenas contiene nombres, y resulta sorprendente hasta qué punto podría aplicarse a la situación actual cambiando muy pocas palabras. La diferencia es que ahora no tenemos un Malcolm X al que leer. Lo mismo hay alguno, pero no ha dado un paso adelante. No me malinterpretes: está bien no tener un Malcolm X. El objetivo no es mirar a un líder, sino que todos seamos capaces de reconocer por nosotros mismos la mierda que nos rodea, porque eso sí supone un cambio real. Cuando hay un líder, basta con pegarle un tiro. Cuando todos somos capaces de ver las cosas, no hay balas suficientes para detener el cambio. Sé que Estados Unidos ha aportado también cosas buenas, sé que es una nación joven, pero ahora mismo parece un adolescente al borde del suicidio.
¿Cómo crees que deben interactuar música y política?
No creo que haya que prohibir las canciones de amor o las canciones sobre mascotas o sobre ir en bicicleta. Todos tenemos la necesidad de evadirnos. Pero también son necesarios los comentarios sobre lo que te rodea. No creo que un grupo de música pueda cambiar el mundo, pero sé que muchos grupos han cambiado mi forma de ver las cosas. No creo que el rock acabara con la guerra de Vietnam, ni que la música negra comenzara la lucha por los derechos civiles. Aún así, necesito en mi vida música que refleje cómo me siento. El no sentir tu punto de vista reflejado puede resultar muy alienante. No es nada revolucionario, pero recoger esos puntos de vista en una canción es algo importante, aunque consideres que estamos ante una batalla perdida.
Habéis actuado sólo una vez en Madrid (en 2004) y asistió muy poca gente. El público le echó la culpa al alto precio de las entradas: entre 18 y 21 euros. Vuestro promotor dice que con el caché que cobráis no puede ponerlo más bajo. Desde dentro del grupo, ¿cómo se ve la situación?
Lo primero que quiero decir es que acabo de enterarme de que el concierto costaba tanto. Ese precio está muy por encima del habitual. Si hubiese pasado en EEUU nos negaríamos a tocar. Sé que en Europa es más caro traernos. Tendría que ver las cuentas para contestar. Seguramente es culpa mía. Nunca presto atención a los números. Me aburren. Debería prestar más atención.
En todo caso, me pareció un concierto brutal, mucho más duro que vuestros discos.
Gracias. Si te digo la verdad, no estuve contento con esa noche. Quizá sea personal. Estaba cansado de la furgoneta. Demasiado alcohol y demasiados cigarrillos. No dormíamos suficiente. Las voces suelen estar mejor. Creo que la próxima vez lo superaremos.
Pues la gente salió feliz. Para terminar, háblame del grupo que te hizo querer tener un grupo.
Fue una banda de Florida llamada Hairy Pussy. Era una vocalista-batería y un guitarra. A veces cambiaban a trío. Sonaban muy abrasivos: como si cogieras a los primero Sonic Youth y Pussy Galore y los desnudases hasta llegar a lo más básico... ¡Dios, no me creo que esté haciendo este tipo de comparaciones! La primera vez que los escuché pensé que aquello no era música. Hasta me enfadé. Pero luego volví a escuchar la casete mientras atravesaba en furgoneta el desierto de Utah. En esa época yo ya hacía música, pero aún no tenía el coraje o la determinación para tocarla frente a un público. Hacía las cosas a medias. Pues bien, en ese viaje comprendí el sentido de lo que hacían Hairy Pussy. Empecé a descubrir en su música conexiones con Coltrane y Albert Ayler. En definitiva, gente libre que no se preocupaba sobre cómo se suponía que debían sonar. Los vi tocar en directo un par de veces y comencé a tomarme en serio la posibilidad de hacer música.
Bandas de Nueva York
Liars
Un trío que devuelve la confianza en las posibilidades del rock no convencional. Más que canciones, ofrecen volcánicos desvaríos unidos con percusiones taladrantes. Frente a tanto intérprete con gesto cool, que mira al público por encima del hombro, ellos suenan como un grupo nervioso y eufórico al mismo tiempo. Rock con los ojos fuera de las órbitas. Su segundo álbum estaba inspirado en viejos cuentos de folklore sobre brujas y el tercero se basa en una historia en la que sus baterías se han convertido en personajes. Sus dos visitas a nuestro país confirmaron un directo tan desquiciado como disfrutable. Presentan su nuevo álbum en el Sónar 2006.
They Threw Us All in a Trench and Stuck a Monument on Top (2001)
They Were Wrong, So We Drowned (2004)
Drum’s Not Dead (2006) – CD+DVD
www.liarsliarsliars.com
Gang Gang Dance
Desconcertante su actuación en el Primavera Sound 2006. Algunos vibraron, otros bostezaron, aunque todos estuvimos de acuerdo en condenar al bailarín jipioso que les acompañaba. Hubo quien les bautizó como unos nuevos Banshees, otros destacaron su psicodelia con especias étnicas. Para que nadie se llame a engaño, me quedaría con esta reciente reseña del Village Voice: “Parece que después del disco God’s Money se han metido más en la new age, buscando una especie de versión hipster de Enya. Es como una reapropiación de esta música adulta: usan percusión doble, desprenden cierto aire de jam session, mezclan fragmentos acústicos y eléctricos y suenan más etéreos. No sé... lo mismo estamos ante una world music bizarra”. Para quien se atreva.
Revival of the Shittest (2004)
Gang Gang Dance (2004)
God’s Money (2005)
www.myspace.com/ganggangdance
Animal Collective
Otros para seguir muy de cerca. Han conseguido un sonido orgánico, ensoñador, hipnótico, que se paladea mejor en vivo. Merece la pena asistir a sus conciertos, donde pueden sorprender con ritmos que nada tiene que ver con sus grabaciones. Su aparición en el Tanned Tin 2005 nos hizo pensar en una puesta al día de los primeros Mercury Rev (los más psicodélicos e inspirados). Su reciente concierto en el Primavera Sound 2006 dividió a los asistentes: demasiado experimental para algunos, aunque sumió en un extático trance a muchos fans. No les falta sentido del humor: metieron una estrofa de “I just called to say I love you” (Stevie Wonder) en medio de una tormentosa y afilada improvisación.
Here Comes the Indian (2003)
Sung Tongs (2004)
Feels (2005)
Yeah Yeah Yeahs
Una incógnita. Caminan sobre la peligrosa frontera que separa el bluff fashion del reciclaje new wave. Su segundo elepé, Show your bones, suena bastante más flojo y estándar que el primero, Fever to tell. Por cierto, son colegas de TV On The Radio y han colaborado con ellos en varias ocasiones. Entre sus mayores bazas está una cantante, Karen-O, capaz de llenar un escenario con sus personales coreografías. Cuesta poner la mano en el fuego por este grupo, pero su concierto en el Primavera Sound 2006 tuvo destellos de intensidad que les hacen dignos de atención. El tiempo dirá dónde llegan. Eso sí, cool son un rato: su página web es una monada.
Fever to Tell (2003)
Show Your Bones (2006)
www.yeahyeahyeahs.com
Un trío que devuelve la confianza en las posibilidades del rock no convencional. Más que canciones, ofrecen volcánicos desvaríos unidos con percusiones taladrantes. Frente a tanto intérprete con gesto cool, que mira al público por encima del hombro, ellos suenan como un grupo nervioso y eufórico al mismo tiempo. Rock con los ojos fuera de las órbitas. Su segundo álbum estaba inspirado en viejos cuentos de folklore sobre brujas y el tercero se basa en una historia en la que sus baterías se han convertido en personajes. Sus dos visitas a nuestro país confirmaron un directo tan desquiciado como disfrutable. Presentan su nuevo álbum en el Sónar 2006.
They Threw Us All in a Trench and Stuck a Monument on Top (2001)
They Were Wrong, So We Drowned (2004)
Drum’s Not Dead (2006) – CD+DVD
www.liarsliarsliars.com
Gang Gang Dance
Desconcertante su actuación en el Primavera Sound 2006. Algunos vibraron, otros bostezaron, aunque todos estuvimos de acuerdo en condenar al bailarín jipioso que les acompañaba. Hubo quien les bautizó como unos nuevos Banshees, otros destacaron su psicodelia con especias étnicas. Para que nadie se llame a engaño, me quedaría con esta reciente reseña del Village Voice: “Parece que después del disco God’s Money se han metido más en la new age, buscando una especie de versión hipster de Enya. Es como una reapropiación de esta música adulta: usan percusión doble, desprenden cierto aire de jam session, mezclan fragmentos acústicos y eléctricos y suenan más etéreos. No sé... lo mismo estamos ante una world music bizarra”. Para quien se atreva.
Revival of the Shittest (2004)
Gang Gang Dance (2004)
God’s Money (2005)
www.myspace.com/ganggangdance
Animal Collective
Otros para seguir muy de cerca. Han conseguido un sonido orgánico, ensoñador, hipnótico, que se paladea mejor en vivo. Merece la pena asistir a sus conciertos, donde pueden sorprender con ritmos que nada tiene que ver con sus grabaciones. Su aparición en el Tanned Tin 2005 nos hizo pensar en una puesta al día de los primeros Mercury Rev (los más psicodélicos e inspirados). Su reciente concierto en el Primavera Sound 2006 dividió a los asistentes: demasiado experimental para algunos, aunque sumió en un extático trance a muchos fans. No les falta sentido del humor: metieron una estrofa de “I just called to say I love you” (Stevie Wonder) en medio de una tormentosa y afilada improvisación.
Here Comes the Indian (2003)
Sung Tongs (2004)
Feels (2005)
Yeah Yeah Yeahs
Una incógnita. Caminan sobre la peligrosa frontera que separa el bluff fashion del reciclaje new wave. Su segundo elepé, Show your bones, suena bastante más flojo y estándar que el primero, Fever to tell. Por cierto, son colegas de TV On The Radio y han colaborado con ellos en varias ocasiones. Entre sus mayores bazas está una cantante, Karen-O, capaz de llenar un escenario con sus personales coreografías. Cuesta poner la mano en el fuego por este grupo, pero su concierto en el Primavera Sound 2006 tuvo destellos de intensidad que les hacen dignos de atención. El tiempo dirá dónde llegan. Eso sí, cool son un rato: su página web es una monada.
Fever to Tell (2003)
Show Your Bones (2006)
www.yeahyeahyeahs.com
1 comentarios a TV On The Radio: “Los discursos de Malcolm X pueden aplicarse a la situación actual”
1. «SFRH
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el Mon 25-06-2007 20:00 (UTC)
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