"Utilizo a Calvin como salida a mi inmadurez, como una forma de mantener mi curiosidad por la naturaleza, como una forma de ridiculizar mis propias obsesiones y reflexionar sobre la naturaleza humana. No querría tener a Calvin en mi casa pero, sobre el papel, me ayuda a sortear y entender mejor mi vida"
––Bill Watterson
Calvin es un niño de seis años que ha nacido en la acelerada era de la televisión: busca información rápida, consumo veloz, estímulos por doquier… Como consecuencia Calvin se aburre mucho y, como se aburre, juega. Una de las claves narrativas de Calvin y Hobbes son las continuas digresiones entre realidad y ficción. Un intento por bañar a Calvin o la visita a la oficina del director de su colegio se convierten en un paseo espacial del mítico "Capitán Spiff" o algún otro alter ego. Su autor explica así esta dicotomía: "No pienso en Hobbes como un muñeco que cobra vida milagrosamente cuando aparece Calvin. Ni tampoco pienso en Hobbes como un producto de la imaginación de Calvin. La naturaleza de la realidad de Hobbes no me interesa. Calvin ve a Hobbes de una manera, y todos los demás lo ven de otra. Muestro dos versiones de la realidad, y cada una tiene sentido para el participante que la ve. Creo que es así como funciona la vida".
Cuando la gente habla de Calvin y Hobbes tiende a olvidar al segundo o a considerarlo un apéndice del primero y, si bien es cierto que la tira se centra en las aventuras del niño, su tigre es mucho más que un personaje secundario. El propio Watterson pone los puntos sobre las ies en torno a la "identidad real" de Hobbes. Es mucho más que un tigre o un peluche. Hobbes es el contrapunto perfecto a Calvin, el sosiego ante su desmedida furia, la modestia frente al ego descontrolado del niño. A veces, especialmente en lo que se refiere a su relación con Susie Derkins (la "niña" que Calvin odia-ama) parece expresar los auténticos deseos de Calvin hacia ella, algo que el niño considera una imperdonable traición. Su condición de "animal" le permite mirar los comportamientos de los seres humanos con cierta distancia y juzgarlos con una mezcla de comprensión e ironía que saca de quicio a Calvin.
Los secundarios
En la tira de Calvin y Hobbes han participado una limitada colección de personajes secundarios a lo largo de su historia, pero, pese a su escaso número, los secundarios son una de las esencias de la tira.
Susie Derkins: es una niña algo más madura que Calvin, el tipo de mujer que probablemente sería una buena pareja para el chico, una compañera de juegos a la que Hobbes adora y Calvin odia con una fuerza que solo puede indicar una cierta atracción: "Sospecho que Calvin se siente atraído por ella y lo expresa tratando de fastidiarla, pero Susie se ve desanimada y desconcertada por las rarezas de Calvin. Esto anima a Calvin a ser aún más raro, y se establece así una dinámica interesante. Ninguno de ellos entiende muy bien lo que les pasa, algo que ocurre probablemente en la mayoría de las relaciones", en opinión de Watterson.
Los padres de Calvin: navegando entre la frustración, la incomprensión y los intentos por educar a su hijo, los padres de Calvin son un ejemplo realista de padres más allá de cualquier estereotipo: no tienen problema en reconocer que ellos, en realidad, querían un perro… Además, los constantes intentos de su padre por "endurecer el carácter de su hijo" son uno de los motivos para leer y releer cada tira. "Creo que era poco frecuente que una tira se centrara en los aspectos exasperantes de los niños sin dejar mucho lugar al sentimentalismo. He tratado de hacerlos más reales dotándoles de un sentido del humor razonable sobre lo que supone tener un hijo como Calvin", afirma Watterson.
El estado del arte hecho nieve
Uno de los motivos recurrentes de las tiras "invernales" de Calvin y Hobbes son los muñecos de nieve. Calvin considera que sus muñecos son "arte", no una mera repetición de los que hacen los demás niños.
Los muñecos de nieve parecen una expresión entre egocéntrica, cínica y divertidísima del propio punto de vista de Watterson sobre la industria en la que se mueve o sobre el arte en general. Calvin puede argumentar que pone sus muñecos de nieve al sol para expresar la fugacidad de la existencia o hacer millones de muñecos diminutos para poderlos aplastar a voluntad como un Godzilla infantil. Puede reunir nieve suficiente para hacer diez muñecos y terminar confesándole a Hobbes que toda esa nieve es solo para "un dedo del muñeco de nieve más grande que se haya construido jamás". Los muñecos de nieve no son sólo un vehículo para la expresión de la subjetividad de Calvin, sino que refuerzan la sensación de extrañamiento que esta creatividad produce en su familia.
Debate existencial y caídas en trineo
Ladera de una montaña (generalmente nevada, aunque no siempre): un niño pequeño y su tigre de peluche se preparan para bajar, ajustan los últimos detalles y se lanzan cuesta abajo sin pensar absolutamente en nada… hasta que se encuentran subidos en el trineo y todo pasa a gran velocidad. En ese momento, el niño y su tigre empiezan a hablar de la fugacidad del tiempo, de aprovechar el momento, de añorar los pequeños detalles de hace quince segundos, de vivir al límite, de cómo tomar decisiones correctas o incorrectas cuando todo pasa tan rápido. El tigre y el niño nunca están de acuerdo del todo. En cualquier caso, el final es siempre el mismo: el trineo, el niño y el tigre salen volando por los aires tras darse un golpe tremendo. ¿Hay mejor metáfora de la existencia que una discusión sobre su sentido que termina con un gran golpe? Así era Calvin y Hobbes.
Batallas comerciales
Watterson ha tenido que lidiar con algunas batallas importantes en el terreno editorial y comercial. Especialmente dos. El tamaño de las tiras cómicas (generalmente un faldón en la parte inferior del periódico), que consiguió aumentar a varias filas, lo que le permitía una mayor experimentación a la hora de disponer la información en las viñetas y practicar juegos formales más complejos. Por otro lado, Bill Watterson nunca permitió que se comercializara merchandising oficial de Calvin y Hobbes. Se negaba a utilizar "su marca" como un mecanismo para producir todo tipo de objetos inútiles porque decía que eso hacía que la gente perdiera el sentido de lo que estaban leyendo, al situarse el logo por encima del contenido.
Calvin y Hobbes es una de las tiras cómicas más importantes de la historia del medio. Su influencia se hace notar en casi todo el género autobiográfico-adolescente-irónico (con Zits, en su versión políticamente correcta, a la cabeza). Sin embargo, y por desgracia, Calvin y Hobbes no han sido superados. La prensa escrita sigue reimprimiendo su antiguo material mientras espera a que algún otro genio vuelve a hablar de la vida y la infancia con la libertad y el sentido del humor de Watterson.
El propio Watterson está completamente retirado de la vida pública y en los últimos diez años sólo ha publicado una pieza de homenaje a la edición conmemorativa de Peanuts. Como un Salinger cualquiera (y la comparación no es en absoluto gratuita) Watterson se mantiene oculto, quién sabe si a la espera del próximo descenso en trineo...
1. «Son interesantes las pasiones que levanta Watterson y su obra maestra. Su evolucion desde su primera tira y su relacion constante que mantiene con los codigos que mueven el mundo.
Pasion que me levanta y me invita a intentar escribir sobre Watterson y calvin y hobbes y sus relaciones con la cultura humana. Puedes verlo en:
http://rocko.blogia.com/temas/calvin-and-hobbes.php»
2. «balla mierda
»
3. «que buen escrito, lastima que no lo encontre antes, y esque no recordaba a estos personajes, cuando era pequeño los leia porque mi hermana tenia dos ejemplares, y tiene poco que me dio por buscar informacion de ellos, y de su creador, no sabia que el tubiese tal sentido de responsabilidad, si se le puede llamar asi, por la imagen de sus personajes, cuando otros les sacan todo el jugo posible a sus creaciones, el simplemente los dejo descansar sin depender siempre de ellos, y bueno, eso entre comillas porque sigue ganando algo por sus tiras, pero finalmente, es agradable leerlos, sobre todo si ya no se es un niño, hablando fisicamente por supuesto, ya que no hay mejor medicina para el "alma" que reir de vez en cuando con la interezante forma de ver el mundo de un niño (calvin) y su alterego (hobbes).»



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