Comencé en "la ruta" a los dieciséis años y estuve más o menos hasta los diecinueve. No recuerdo haber tomado la decisión de ir, más o menos era lo que hacía todo el mundo. Fue un fenómeno masivo. En Valencia había una discoteca, el NOD, que en principio era un nombre más, pero también eran las siglas de No Olvides Drogarte. Acabé yendo a toda la ruta: el Chocolate, el Puzzle, la Barraca, el famosísimo Spook… Bueno, estuve en todas menos en una, el Maná, que me pilló pequeño. Esta era mítica porque, entre otras cosas, allí murió gente por la mescalina. En "la ruta" te podías pasar un fin de semana entero pasando de una discoteca a otra, bailando, tomando drogas y conociendo gente de viernes a lunes. En Alicante estaba la Zentral, que era una especie de catedral luminosa en medio del campo. La mayoría de los sitios abrían a las dos del mediodía y cerraban a las dos del día siguiente. Villa Delina abría los lunes a las siete de la mañana. No creo que sea fácil imaginarse aquello. Todo era nuevo, no sólo por ser adolescentes, sino porque nadie sabía lo que iba a pasar cada noche.
El paraíso es un parking
Mi primer recuerdo es bajar a Valencia y ver el parking del Spook. Era gigantesco. También había aparcamientos animados en el Puzzle, el The Face, el Chocolate y el famoso Heaven. El parking era un hervidero donde se hacía la vida social, a los coches de al lado se les llamaba "vecinos". Había discotecas con bafles en los aparcamientos. Si no te sacaban la música, poníamos los Pioneer a toda tralla. Si había cerca un equipo mejor que el tuyo te acercabas y te ponías a bailar. Las rayas de speed se hacían en el capó y siempre invitabas o te invitaban. No se entendía tomar la pastilla sin meterte luego tres o cuatro rayas de speed. Se hacía así, directamente en el capó, si pasaba el "segurata" nunca te decía nada. El principal efecto del speed era potenciar las pastillas. Por cierto, eran pastillas marrones, más pesadas y mejores que las que hay ahora. Imagínate chavales de dieciocho años, con toda la energía concentrada, con las drogas y con una música que no aflojaba nunca. La única vez que decrecía el ritmo era cuando el DJ te preparaba para un subidón triple. A veces hasta te entraba miedo de saber cómo ibas a poder bailar eso. Yo soy delgado y de constitución fuerte, pero no se cómo aguantaba la cantidad de horas que he bailado histérico. La gente se volvía loca, pegaba patadas hacia arriba, tiraba los brazos al aire. Lo maravilloso era vernos a todos igual, ver a tu amigo Nacho llorando porque no sabía si iba a ser capaz de bailar la siguiente canción. Los famosos pitidos que sonaban en los temas te daban energía, como esos gritos que ponían de "vamos allá". Era como la guerra, la pista era una trinchera. Nos dábamos ánimos unos a otros para seguir.
No está de moda practicar sexo
La pista era sagrada. No se te ocurría liarte con nadie, se veía como una falta de respeto. Si querías ligar, te ibas fuera del club, al coche o a donde fuera. Lo normal era dejar el sexo para los días de entresemana. El rollo de pareja cortaba la fiesta, porque éramos todos un poco como hermanos. Ahora, cuando sales, tienes claro que eso es una película, que dura un tiempo limitado, que luego vuelves a casa. Allí, con diecinueve años, te creías la película de verdad, era muy normal acabar la noche con gente a la que no conocías, con todos tus amigos por otro lado. Luego, cuando ya casi ni te acordabas, te encontrabas con tus amigos desencajados en un coche que no conocías, con gente que no habías visto nunca. En la pista alguien decía "arriba" y tú le dabas la mano, le ayudabas, decías "vamos allá". Apenas había sexismo, ni peleas por mirar a la novia de otro. Las chicas no estaban para entrarlas, sino para mirarlas. Era maravilloso contemplarlas "puestas", felices, moviendo los abanicos. Por cierto: siempre he tenido la sensación de que se ponían más que los chicos. Bueno, es difícil de decir. Era todo muy comunitario. Te pisaba alguien y le dabas un abrazo. Los tíos, cuando no podían más, se cogían de la mano de dos en dos. El "pedo" te había superado, pero no podías quedarte atrás. En la calle, flipabas cuando veías un coche con todas las pegatinas de las discotecas a las que ibas. Te ponía de buen humor: "mira, otro fiestero". Si paseabas por Alicante con una camiseta de la Zentral lo más seguro es que alguien te parase, te diera la mano y te dijera: "nos vemos el finde". No existía el tema de "tú no comes pastillas para poder conducir". Nos daba igual que estuviese drogado y le agradecíamos mucho que hiciese el esfuerzo de llevarnos y arriesgarse a un accidente. Conducíamos a ochenta. Tardábamos cuatro horas hasta Valencia en vez de dos. Me acuerdo de Sergi que decía que se guiaba por la raya continua de la carretera. No sé cómo llegábamos…
Esto ya es muy evidente
La pastilla era objeto de veneración. En la Zentral, por ejemplo, tenían un láser que, poco a poco, dibujaba una pastilla que luego se movía por todo el local. De repente, al lado, dibujaban un chico, poco a poco también, hasta que llegaba un subidón de ritmo. Entonces el muñeco se ponía la pastilla encima de la boca y se la comía. Luego los ojos se les salían de las órbitas, como en Beetlejuice. Había un tintineo previo, la música pegaba un brinco y entonces todo el mundo de la discoteca se metía las "pasti" a la vez. Siempre había alguien para invitarte, siempre había alguien con coche dispuesto a llevarte a casa. No sé cómo los "camellos" de discoteca hacían negocio, porque dos de cada tres personas traían la droga de casa. Llegó un momento en que el bakalao era la primera opción de ocio para la juventud en Valencia. Entonces, Radio Nou, la radio pública, tuvo que hacer su programa de bakalao, patrocinar fiestas, con todo el mundo puesto y el logo de Canal Nou en una pared de la discoteca. Había un programa mítico, Bikini Club, que llevaba un señor mayor. Cuando aparecía por allí , todo el mundo le ofrecía dosificadores, pero él decía "no, no, que ya voy calentito". Había cosas muy evidentes, como un after que se llamaba Hook, en Torrevieja, cuyo parking daba al Aquapark. Hook abría de 7 de la mañana a 4 de la tarde. Allí coincidían, separados sólo por una alambrada, los bakalas totalmente "rotos" y familias normales subiendo las escaleras para tirarse por el tobogán. Los niños con sus flotadores se quedaban flipados oyendo el pum pum pum y mirando a la gente desfasada. En Almoradí, el pueblito de la Zentral, la gente sacaba a pasear al perro y veían los láser de la discoteca dando vueltas, chicas con minifalda, desencajadas, con las gafas de sol. En Alicante salió Onda 15, que emitía muchas veces desde los clubes. Todo el mundo sabía que los locutores iban drogadísimos. Eran míticas las retrasmisiones, con esos gritos y esos silencios que no venían a cuento. Entonces los padres comenzaron a mosquearse, los medios también y Canal + hizo el famoso reportaje, tipo "Mi cámara y yo", sobre la ruta bakala.
Controles y redadas
El tema de los controles llegó en el 95 o el 96. A un kilómetro de Almoradí te ponían un control de la Zentral. Ni siquiera te pedían el carné: tenían muy claro a por lo que iban. Te bajabas y te registraban el coche entero. No había nadie que fuese allí a tomar una copa. He visto a chicas que llevaban las pastis en un hueco del tacón alto. También en las bragas o en el sujetador. También se escondían en el capó, en el motor, en la chapita de la marca que está en el volante… Tampoco te paraban mucho rato, porque la gente llegaba desde Granada, Madrid, Murcia… se formaban colas tremendas y sabían que algún tonto iban a pillar seguro. Luego, en 1997, empezaron las redadas dentro de las discotecas. No mandaban policía sino a GEOs con uniforme azul y metralleta. Tú estabas en la Zentral dándolo todo y te decían "acaban de llegar furgones de la policía". Pasabas de tocar el cielo a estar tirado en el asfalto rodeado de tíos con uniforme. A los que iban muy pedo los metían al furgón.
El reverso tenebroso
Te he contado todo muy idílico porque yo me lo pasé muy bien en esa época. Ahora te voy a contar la parte negra. Estuve una vez en el Heaven cuando murió una persona y los porteros le pusieron una manta encima y lo dejaron ahí. Murió a las cinco de la tarde, no querían cerrar la discoteca y la gente siguió bailando. Muchos acabaron desquiciados. No podían hacer otra cosa. He conocido a muchas personas que perdieron la relación con sus padres para luego irse a vivir con el primero que se lo propusiera. De pronto te encontrabas a una chica que era de Valencia y estaba en Alicante con cien pastillas. Se las había robado a su novio y estaba por ahí de fiesta sola. Con ese cargamento se tiene para vender y vivir. Yo era de los mejor educados y también robé a mi padre. Cuanto más dinero, mejor era la fiesta. Mucha gente se quedó muy colgada con los tripis. Conozco a un chico que literalmente se ha quedado retrasado. Se comía dos o tres tripis cada finde. No teníamos referente de cuál era nuestro nivel de tolerancia. La gente se comía seis o siete pastillas por fin de semana. Pocos llegaban a la Universidad, todo el mundo se ponía a trabajar para pagarse las pastillas. Las drogas principalmente se manejaban en los pueblos. Los de la ciudad pasábamos de traficar, porque queríamos llegar a la Universidad. En los pueblos se barrieron todas las aspiraciones académicas y laborales. A mí me encerraron en un internado para que siguiera adelante y recuerdo estar levantado un viernes noche, escuchando las emisoras de la ruta. Se me cayó alguna lágrima.
Himnos y modelones
Me compré unos pantalones atados con cuerdas a los lados. Fueron un exitazo. Llevaba mi camisa de cuello alto, con un símbolo comanche, muchos anillos, todo muy ochentas. Había un par de tiendas míticas: Dinamita, Trocadero… Importantísimo tener tres o cuatro camisetas de las discotecas, además de muchas pegatinas que demostrasen dónde habías estado. Daban prestigio, te identificaban como un fiestero de la hostia. Volvemos a lo mismo: eran como los sellos del Camino de Santiago. Yo tenía un amigo que se llamaba Luz Divino, que era un bailarín excepcional. El tío iba con una camiseta de la Zentral, sin mangas y con muchas muñequeras, luego una pluma grande y las botas de metal. Y tampoco hemos hablado de los himnos. Aparte de Chimo Bayo, estaba ese que ponían en todas: "Cuatro ruedas tiene mi coche / cuatro pastillas me como esta noche / si un cuartito no coloca / un tirito y a la boca / qué ricas qué ricas / que están las pastillitas / a mí me gustan las pastillas / verdes, rojas y amarillas". A veces quitaban el volumen y nos pillaban a todos gritando la letra. Por la mañana ponían una canción superchula, el "Golden Dreams", que era premákina, con un rollo tecno pop. También estaba el "Terra Titanic". O esa que decía "We need freedom, we need freedom…"
Un versión distinta de este artículo fue publicada en la difunta revista Salir en 2004. Gracias a Manuel Moltó y Borja Bas.
La Ruta del Bakalao ha vuelto. Con la impunidad que da la distancia, el fenómeno cultural que más titulares sensacionalistas ha proporcionado en los últimos veinte años está siendo reevaluado como una versión hispánica de las raves inglesas de finales de los años ochenta y principios de los noventa. Desde luego, es de justicia recordar que gran parte de los que insultaron el bakalao y su ruta desde la atalaya del buen gusto indie, acabaron, apenas unos años más tarde, bailando techno como monos frenéticos, buscando desesperadamente un after donde caerse muertos y jurando que su camello era su mejor amigo. Así que por el lado de las buenas maneras, el desprecio "elitista" al bakalao se vino estrepitosamente abajo en algún momento posterior a 1995. Para colmo, en lo estrictamente musical, el regreso del elektro y de la música electrónica con melodía deudora del after punk ha hecho que los himnos bakalaeros suenen mucho menos grotescos de lo que parecían durante los largos años de dominio del techno minimalista. Dicho esto, para hacerle justicia a templos como el Puzzle, el Chocolate o la Barraca hay que hacer algunas diferencias entre lo que sucedió en España con la Ruta del Bakalao y las raves.
Inglaterra se ha convertido en una fuente inagotable de estilos electrónicos y se han ido creando escenas que se han sucedido, influyéndose las unas a las otras, sin interrupción, mientras que el bakalao murió tan aislado como había venido y fue otro tipo de techno completamente diferente el que se llevó el gato al agua durante la gran eclosión de mediados de los años noventa. La causa de esta diferencia está en el grado de aceptación que uno y otro fenómeno tuvieron en sus respectivos países. Mientras que en Inglaterra las raves fueron creciendo en popularidad hasta la famosa concentración de 40.000 personas (la población entera de Soria), en Castlemorton en 1992, el bakalao permanecía confinado en sus lóbregos templos y el perímetro de sus aparcamientos. Por otro lado, las raves tuvieron una difusión geográfica infinitamente mayor, no sólo no estuvieron limitadas a Manchester, ciudad que el marketing de la época vendió como la meca del nuevo sonido, sino que, sin salir del norte de Inglaterra, las fiestas de Sheffield, Blackburn o Nottingham tuvieron asistencias mucho mayores y unas escenas techno mucho más duraderas que las de la ciudad de los Happy Mondays y los Stone Roses. En el sur y el oeste de Inglaterra también hubo enormes free parties como las que se celebraron en torno a la London Orbital o la propia Castlemorton. En lo musical también había diferencias serias: el bakalao bebía de fuentes exclusivamente centroeuropeas, como la Electronic Body Music, y de reminiscencias góticas frente a la enorme influencia norteamericana, especialmente del acid house de Chicago. Aunque el estilo angloamericano, menos áspero y de mucho mayor recorrido musical, no tardó en imponerse en toda Europa, hay que reconocer al bakalao el mérito de haber sido una de las pocas corrientes musicales españolas que acabaron produciendo un sonido propio y, además, que lo hizo antes incluso de que en el resto de Europa tomaran forma movimientos semejantes.
Pero quizá la diferencia más importante entre el bakalao y las raves fue de tipo político. La eclosión del acid house y el "verano del amor" surgió en Inglaterra en un momento en el que, por un lado, quedaba un enorme caudal de descontento provocado por el neoliberalismo thatcheriano y, por otro lado, los sindicatos de clase habían sido fuertemente golpeados por la deslocalización del trabajo y la reconversión industrial. En este contexto, la Gran Bretaña de principios de los años noventa estaba viviendo una eclosión de nuevos movimientos políticos y sociales que entraron plenamente en resonancia con la escena de las raves. Los movimientos ecologistas como The Land is Ours o Earth First que estaban luchando contra la construcción indiscriminada de carreteras mediante la ocupación de tierras, vieron en las raves campestres una variante de lo que ellos estaban haciendo y, para los movimientos urbanos, la ocupación temporal de naves abandonadas para hacer raves fue considerada como una forma de producir breves pero intensas regeneraciones en zonas con tejidos urbanos y sociales completamente destruidos. El resultado es que la imagen de las raves en Inglaterra fue mucho más contradictoria y cargada políticamente que un simple escándalo público. De hecho, hizo falta una ley que prohibiese específicamente la escucha pública de "música repetitiva" y una plétora de promotores con ansia de pasta para desarticular el potencial comunicativo y estético del fenómeno. Aunque en España nada de esto sucedió, sería muy injusto echarle la culpa de ello a Nando Dixcontrol o Nacho División.
1. «Interesante pero flojillo el artículo. Habla sobre todo de la época de decadencia (1994-1996), obviando todo lo anterior.
Para conocer la historia completa recomiendo visitar http://es.wikipedia.org/wiki/Ruta_Destroy»
2. «4 Real»
3. «No hablais de mi»
4. «http://www.youtube.com/watch?v=kFXOn8bhD44»
5. «Nando, tu eres el de los tres tripis el fin de semana.Que gran dj eres!»
6. «hola soy brasileña y vivo en españa desde del 91. y en el 92fue a la ruta por 1ªvez y me engacho tanto la gente,la marcha y el color que havia.que impese a irme todos los fines de semana durante 5 años hasta el 97. de la ruta tengo grandes amigos y amigas y fue unos de los mejores tiempo de mi vida. el tiempo no vuelve.......... un besaso a todos ALINE»
7. «yo fui de akellos años con 17 empeze y fu de lo mejor k he vivido .me tire muchos años asta casi los 30,lo he probado todo trabajando sin parar he visto alguna cosa mala pero por mi parte lo repetiria
sigo haciendo aguna escapada todavia y tengo 37 pero no es lo mismo»
8. «Yo la disfruté en sus últimos años 94-95 cuando era una adolescente ,
Seguí los inicios de la ruta desde principios de los 90 cuando comenzábamos a bailar con nuestro joven esqueleto .
Sin duda , amigos , la mejor música y el mejor ambiente que he vivido en toda mi vida .»
9. «yo lo vivi desde el año 89 y no me arrepiento de nada es mas si podria dar marcha atras y me dijeran de repetir no dudaria en ello ni un segundo.
La mejor fiesta que e visto hasta el dia de hoy.»
10. «Hola a todos bueno veo por aqui muchos comentarios referente a finales de los 80 y hasta mediados de los 90 que les puedo contar fue una epoca maravillosa es como decir no se por poner un ejemplo no habara otro como michael jordan pues en valencia lo mismo no vovlera a psara son cosas que ocurren que son unicas
por varias razones la persona que a estado narrando que es de alicante todo es tal y como dice
Agregar que si aquello fue algo unico es porque se tercio un cumulo de cosas que hoy e dia seria imposible que se diera el caso es como el puesto el ejemplo anteriormente referente a Jordan
cual fue el cumulo de cosas la primera los años que eran mediados 80 hasta mediados de los noventa
luego valencia que estaba empezando a resurgir como ciudad y dando un golpe en la mesa aqui estamos
luego la gente la juventud
la musica y la evolucion de la misma y sus discotecas A.C.T.V SPOOK,N.O.D,ESPIRAL,CHOCOLATE,HEAVEN ETC......trance,techno,makina,ebm,house etc...........
y por ultimo las sustancias que habian muy muy diferentes a la de ahora
por todo esto que os comento y por otras cosas la fiesta valenciana era unica en todos sus sentidos quitando algunas cosas que sucedian por descontrol o por otras causas personales de cada uno
yo soy una persona que fue de los años 90 hasta mediados del 95 hos puedo decir que fue algo alucinante impresionante y unico
bueno y me gustaria contarles tanats cosas y anegdotas que estaria aqui todo el año escriviendo y el que bien tambien
me gustaria conocer a personas que estaron en aquellos años y poder no se charlar un pcoo de todo aquello como fue
un placer haber estado aqui en este blog que encontre hoy y hos mando un fuerte abrazo a todos
nos vemos hasta pronto
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